Por: Asael Grande
Después de su exitoso concierto en el Festival Vive Latino el 9 de abril, y de su reencuentro luego de 16 años con su alineación original, Caifanes confirma una gira por Estados Unidos de América y México los meses de septiembre y octubre.
Los integrantes Saúl Hernández, Alfonso André, Sabo Romo, Alejandro Marcovich y Diego Herrera, complacerán a sus fieles seguidores los días 23 de septiembre en el Auditorio Banamex de Monterrey, el 1º de octubre en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México y el 7 de octubre en el Estadio Hermanos Serdán de Puebla.
Con 4 álbumes de estudio (Caifanes, 1988; Volumen II o El diablito, 1990; El Silencio, 1992 y El nervio del volcán, 1994), la legendaria agrupación deleitará a sus fans con clásicos como Mátenme Porque Me Muero, Viento, La Negra Tomasa, La Célula que Explota, Los Dioses Ocultos, Antes de que Nos Olviden, Nubes, No Dejes Que..., Afuera, Aquí No es Así, entre otros temas con los que Caifanes hizo historia desde 1987 a 1995, después de aquellos inicios en 1984 cuando se hacían llamar Las Insólitas Imágenes de Aurora.
La preventa Banamex, para las tres fechas, se realizará los días 30 de junio y 1º de julio.
Hablar de Caifanes es hablar de una de las máximas leyendas de acá, de la tierra del nopal, del tequila, del desmadre, destrampe y despiporre. De igual manera, hablar de Caifanes (de la raíz maciza, concisa y muy precisa), proviene del verbo o caló ondero “caer bien”, es decir, “cai fine”, caer a toda madre!.
Era 1984,y la silla presidencial estaba ocupada por Miguel de la Madrid Hurtado ( a quien dos años después le mentaron su jefatura en pleno Estadio Azteca), y Carlos Marcovich quien estudiaba cine organizó un tremendo pachangón que resultó el inicio de la gran historia rocanrolera. Carlos quería formar un grupo de rock, de la que se dio tarea en buscar a los músicos de una banda llamada Frac para que asistieran al toquín.
Difícilmente habrá un grupo que asemeje toda la carga histórica dentro del rock mexicano que tuvo Caifanes, porque significó muchas cosas: la idiosincrasia del verdadero rock mexicano, un lenguaje contestatario, urbano y existencialista; una forma de expresión y lenguaje en la que muchos jóvenes y músicos grupos de rock se identificaron, y una imagen por excelencia del rockero respetado, admirado e idealizado, Saúl Hernandéz, el Dios Mayor de la Tribu, el chamán de la raza, la banda, y de toda una generación oscura, densa, metafórica y críptica.
1 comentario:
todo sea x el pinche varo, ese saul no canta ni las mañanitas k
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