viernes, 7 de agosto de 2009

Chuck Berry, Little Richard y los "Héroes blancos"

En la etapa final de los años cincuenta lo más interesante y renovador del nuevo estilo musical se encontraba en las voces de dos cantantes negros: Chuck Berry y Little Richard. Chuck Berry (1926) es, sin duda, el más creativo de los autores de rock & roll y el más personal de sus intérpretes. Desde "Maybellene" hasta "School Days", sus temas podrían seleccionarse como arquetipos de las inquietudes, estados de ánimo y aspiraciones de los jóvenes seguidores del género.
Reconocido como maestro por una larga lista de figuras del rock, como los Beatles, los Rolling Stones o Bob Dylan, tuvo una carrera irregular, marcada por una estancia en la cárcel, motivada por su fuga con una menor. Su estilo musical se caracterizó por una guitarra centelleante y un piano que parecía ir por libre. Su voz era incisiva y su presencia sobre el escenario vigorosa y muy comunicativa. Sus temas retrataban fragmentos de vida cotidiana, carentes de toda artificiosidad.

Si Chuck Berry era creatividad y provocación, Little Richard (1935) era una auténtica fuerza de la naturaleza, con una desmedrada presencia física y un gusto innato por la extravagancia.

Exhibicionista, fanfarrón, histérico, Little Richard representa el verdadero aullido del rock & roll; primario, descontrolado e hiriente, pero comunicador de una fuerza vital que rezuma en temas como "Tutti Frutti", "Good Golly Miss Molly", "Lucille" o "Long Tall Sally", piezas clásicas del género.

Paralelamente, y a la sombra de Elvis, se movieron otros interesantes intérpretes blancos, menos versátiles, menos favorecidos por la fama, pero también menos influenciables por la comercialidad que el "rey del rock". Sus trayectorias fueron muchas veces fugaces y estuvieron marcadas por el sino trágico de los héroes del género: una muerte prematura y violenta.

Buddy Holly contaba veinte años de edad cuando el avión en el que viajaba se estrelló; junto a él iba Ritchie Valens, aspirante a la fama con tan sólo dieciséis años. Por su parte, Eddie Cochran, otro de los mártires del rock & roll, murió a los veintiún años en accidente de tráfico.

Buddy Holly (1939-1959) alcanzó el éxito contra todo pronóstico; su aspecto poco agraciado compitió, en un heroico desafío, contra las leyes del naciente marketing musical que marcaba las directrices de las casas discográficas, descubridoras de atractivos adolescentes con mediocres cualidades artísticas. Primero con los Crickets y luego en solitario, Buddy Holly modernizó su aspecto y consiguió una fulgurante sucesión de éxitos, si bien, tras abandonar el grupo, su estilo perdió en calidad.
Por su parte, Eddie Cochran (1938-1960) fue el arquetipo de la nueva generación; guitarrista agresivo y de poderosa voz, se movía con seguridad en los escenarios y sus canciones no olvidaban ninguna de las referencias imprescindibles de la cultura juvenil. Algunos críticos consideraron que todo había sido demasiado perfecto: incluso su muerte parecía programada para hacerle ingresar en el capítulo de las leyendas del género.


Gene Vincent (1935-1971), que viajaba en el mismo automóvil en que se estrelló Cochran, logró sobrevivir. Ha pasado a la historia del rock & roll como autor e intérprete de un clásico: "Be Bop a Lula".
El último de los héroes blancos del rock & roll de los primeros tiempos, poseedor de una energía desbordante, fue Jerry Lee Lewis (1935), conocido como The Killer ('el asesino'), pianista y cantante de Louisiana muy próximo al country, que a mediados de los años cincuenta despertaba el entusiasmo entre los asistentes a sus conciertos.

En 1957, el tema "Great Balls of Fire" se convirtió en éxito mundial. También cercanos al country, los Everly Brothers, un dúo de Kentucky, alcanzó notable fama desde la etapa final de los años cincuenta gracias a un estilo muy personal, basado en sofisticadas armonías vocales y en la limpieza de sus arreglos.

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